Geometría y color

Por Juan Goñi Uriarte, arquitecto.

 

Cuando tu madre es pintora y tu padre escritor, aunque uno sea arquitecto no se considera el artista de la familia. En temas artísticos siempre me he sentido a partes iguales diletante y profano, y desde ese enfoque afronto estas líneas sobre la obra de Catalina Coronado. No conocerla es una gran ventaja, ya que me habla su obra y no su persona.

Dos conceptos golpean mi cabeza después de una tarde buceando en su obra; geometría y color. Veo atardeceres de violetas salvajes que llegan al alma, y geometrías inspiradoras, ontológicas, que van a la esencia de las cosas. Su obra Ondulaciones, por ejemplo, dice mucho con muy poco, y hace pensar en las lógicas del universo. En sus esferas se juntan geometrías perfectas con trazos salvajes y matéricos, en los que la esencia del óleo surge poderosa de la mano del animal pintor. No puedo evitar pensar en mi madre en estos momentos, e incluso citarla.

Existe el animal pintor, cuyo instinto suple cualquier escuela. También el que está más cerca del artesano que del artista. Para éste va muy bien la academia, pues se queda en ella. Otros que intentan llenar con un concepto propio lo que la escuela les dio, y el inventor…

María Jesús Uriarte (1945-2009)

En la obra de Catalina hay academia, pero hay más que academia. El animal pintor surge en pinceladas rebeldes que rompen las geometrías. En colores intempestivos que transmutan una estampa figurativa, en interpretaciones geométricas audaces de la realidad. En las cárcavas en la arena de la playa. Y hay inventora, inventora de universos. No puedo evitar pensar que hay dos realidades en esta obra. La realidad de lo sensible y la realidad de lo suprasensible. En sus esferas, el animal pintor se encuentra con el inventor, y dialoga, transgrediendo las normas academicistas, y creando mundos y universos paralelos, que evocan a Machado.

 

Yo amo los mundos sutiles,

ingrávidos y gentiles,

como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse

de sol y grana, volar

bajo el cielo azul, temblar

súbitamente y quebrarse.

Antonio Machado (1875-1939)